domingo, 19 de mayo de 2019

Ideas con The Charlatans...



Hacía años que no escuchaba esta canción y, ahora, me echo en un sofá a saborearla, me leo la letra, brindo con un buen whisky con sabor a madera y pienso en cómo se adapta cada verso a mis días, cada palabra o cada acorde a mi cabeza o mis pensamientos. No son mi traje pero para salir a tomar el aperitivo no quedan mal, un traje informal con zapatillas de deporte blancas y unos jeans azules -lo adoro en los demás, alguien ya lo sabe-. Puede ser un momento para pensar que no siempre son los dados, a veces simplemente son malas jugadas. A veces podrías ir a casa con una idea o tal vez sólo esperar que el chapuzón no sea más que una tormenta que te pilló sin estar preparado, porque de pronto te das cuenta de que estás empapado. Estando así, mojado y con la sensación de que las carrozas que te acercan a casa partieron hace mucho tiempo, descubres que hay días para intuir que te secarás al calor de una hoguera de verano en una playa, bailando descalzo en la playa que no habíamos descrito en nuestras cartas, para concluir la jornada haciendo el amor sobre la arena.

Hacía años que vengo rumiando que escucho demasiado poco a los Charlatans, y viendo lo que soy, debería prestarles más atención. Quizá sea otro charlatán con un discurso feista a veces y efectista otra, solamente voy vendiendo crecepelo Johnson con mi carreta y mi escenario portatil, por pueblos distintos, eso sí con sombrero para no desvelar la trampa de mi alopecia no resuelta con el supuesto crecepelos milagroso.

Una canción con cerillas que iluminan los rostros de las historias que el trovador nos desgrana, la vida, los amigos, los amores, el día y la noche de nuestros rostros, todo ello embotellado en un vidrio de colores ambarinos que guardamos para emborracharnos cuando nadie nos oye, como si todo fuera una gran broma de la que luego solo recordamos el sabor de las lágrimas. Los momentos nos superan en muchas ocasiones, otras veces las casualidades nos sorprenden y nos traen toneladas de sonrisas en forma de libros, palabras, sonidos, paseos por mundos que poco comprenden. Otras veces soy un fraude y otras soy alguien que tiende la mano para que el desastre que atenaza la mente pueda convertirse en una pequeña broma que no era para tanto.

Pero todo, quizá, todo esto sea imposible...¿o no?

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