viernes, 21 de agosto de 2020

Extrañeza


Lo extraño y lo raro a veces se confunden. Como confundimos a los vaqueros de una película de John Ford con vaqueros de western, como confundimos lo similar con lo parecido. Lo extraño, puede ser de extrañar o puede ser de poco habitual. 

Extrañamos los mundos inciertos cuando paseábamos por las realidades rotundas, y también los paisajes de la ribera de un río o los lechos de una rivera, riberas y riveras. Laterales o cauces de nuestros días, errados a veces y otras veces, simplemente, vividos como el que no piensa lo que ocurre y simplemente, sin más, le ocurre. Pensar lo que te ocurre, darte cuenta...historia de un idiota contada por él mismo, libros del pasado, el pasado de va y viene para ser presente y futuro. Pasado que se resiste a quedarse anclado a su palabra, pasado irredento e irreverente que nos hace sentirnos vivos pues nos conecta lo escuchado con los nuevos sonidos que llegarán. Pasado, presente, futuro...parcelas de lo extraño pues no sabemos parcelarlas y, sin embargo, podemos distinguirlas con poco margen de error.

Errores por lo escrito o por lo no escrito. Sexo a raudales que jamás aparece, deseos de lujuria y de lenguas húmedas acariciando sexos húmedos en una humedad pantanosa que ahoga la razón y colma de placer cada postura en un suelo frío que se calienta por unos cuerpos desnudos. Maniquíes que tienen orgasmos en mil posiciones y que poseen cada vez una nueva razón para volver a entregarse a la lascivia del sexo mojado y caliente. 

Errores recorridos entre películas italianas y cine en blanco y negro, confundidas y fundidas en las vidas de Fellini, retomadas por no haber sido jamás recordadas salvo en sus nombres. Días, días y días.

Extrañeza...poco más, y nada menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los asesinos de la inteligencia no llevan armas y son gente tranquila...

  Y cuando el mundo aparece resulta que tu amigo estaba durmiendo. Nadie quería despertarse con ese sonido. Pero a ti la música te martillea...