jueves, 25 de marzo de 2021

Una melodía mod

 



Sin Conocerla – Una Melodía Mod

No tenía ni idea de cómo era la suavidad de su pelo, porque ella nunca estaba allí, en el lugar donde me sentaba encontraba rastros de su aroma, un vaso con restos de su pintalabios. Y no me importaba no encontrarla porque sabía que no iba a ser posible verla, ella vivía para que yo no la encontrara. Y sonaban Los Zombies cada vez que sabía que ella había estado allí pero ya no.

Nadie me dijo dónde podía buscarla porque los que la conocían no podían descifrar el laberinto que conducía hasta su boca, siempre entreabierta para no mostrar la lujuria ni perturbar al más casto de los que guardaban bajo llave el celo del deseo.

Ella paseaba todos los días de otoño, los marcaba con un rotulador en rojo, todos eran fiesta para ella, sentada bajo una cálida luz del sol. Y yo solamente podía recorrer las calles mirando las caras de cada uno de los que allí se encontraban y sabiendo con certeza que ella había discurrido sus pasos entre ellos pues había frotado sus caras con la brisa de su presencia, y eso, amigo, se veía en las sonrisas que quedaban en sus rostros.

Sonaban verdes cebollas en el tocadiscos, dando vueltas a cuarenta y cinco revoluciones, y sin una palabra yo me zambullía en el masturbador retrato de su cuerpo imaginado y jamás contemplado. Con una excitación propia de un adolescente, trascurría la tarde de un sábado para que las bambalinas del sexo cayeran bajo la turbadora sensación de anhelar su lengua más que cualquier otra cosa del universo. Y dándole vueltas sé que realmente lo único que anhelaba era sostener su mano entre las mías y que en el crepúsculo me contara como habían sido todos y cada uno de los minutos que había estado sin verla. Pero nunca la veía, eran mis pensamientos de un pobre jornalista del amor que tomaba nota de lo agridulce que era tener mariposas en el estómago sin una red que las atrapara.

Cada viernes por la noche la pereza de salir con mis amigos se volvía una pendiente que resolvía con ducha, vaqueros ajustados, camisa elegante y americana mod, sin otro objetivo que tener la fortuna de llegar al Speak Easy y me pusieran a los Small Faces uuhhhba, uhhhhba, One Night Stand. Todo o nada, así era cada viernes, y siempre era nada, como mucho una buena canción pero ella no aparecía, nunca estaba allí y sin conocerla sabía que no había caminado en ninguno de los bares que deshacía cada noche del finde. Una y otra vez era nada para mí y todo para ella porque estaría danzando en otro lugar destilando sensualidad y convirtiendo en ganado a sus pies a todos los hombres a su alrededor.

Por las mañanas, a media mañana…a eso de las 12, o sea al mediodía, me venía a la cabeza cuantos habrían sido mis sustitutos en su regazo al aparecer los primeros rayos de sol que se colaban en el lugar donde habías elegido dormir ese día. Las 12 serían la hora de su despertar mientras que yo llevaba más de 3 horas como buen ingeniero, trabajando sin la sonrisa que podría tener si el teléfono sonara estando ella al otro lado. Mi sustituto simplemente la olvidaría después de llorar cuando ella se fuera y yo había comenzado a llorar porque no estaba a mi lado, lloraba antes de verla. Comencé a echarla de menos antes de conocerla.

Y así andaba yo, como un soldado de hojalata que caminaba todos los días sin el calor de su piel y con la seguridad de que cuando estuviera cerca parecería más una figura de chocolate que se derretiría nada más decirle hola, que dejaría empapado el suelo por el goteo del sudor de mis manos. No necesitaba muchas certezas para saber que era maravillosa. Sabía que necesitaría ayuda para hablarla, que alguien me mostrara qué palabras decirle, sería el peón del juego donde ella siempre era la reina y dónde antes de terminar la partida ella misma elegía el color del rey con el que quería dormir cada velada.

Ella era un arco iris donde mi imaginación saltaba de color en color, era un solárium donde siempre brillaba su sonrisa, era el amor que no tenía cuando follaba con la vecina o con aquella amiga de la universidad que siempre era una opción en alguna mala noche, era el objeto de mis reflexiones diarias, eran mis canciones y mis trajes, eran mis palabras y mis recuerdos, eran mis deseos y mis sonrisas…era el dorado del oro y el dulzor de las fresas, eran mis poesías del revés y mis juegos de azar inventados, eran todos los países de las maravillas y era el camino de unas baldosas amarillas que esperaban más allá de Texas, eran las tardes soleadas y la lluvia tras el cristal. Y aquí estaba yo, tirado en un sofá en un domingo donde lo único que falta entre mi cigarrillo, mi botella de whisky y el cojín del suelo era su ropa interior y su voz preguntándome dónde habíamos estado todo este tiempo sin conocernos…

Inspirado por She’s not there, Autumn Almanac, Green Onions, Waterloo Sunset, One Night Stand, All or nothing, Substitute, Tin Soldier, She’s a rainbow, Sunny Afternoon

Madrid 26 de febrero 2021

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