martes, 25 de mayo de 2021

Idea para comienzo de un cuento

“No te encuentro en mi buzón”, ese fue el lamento que Eddie Cryingman posteó en un estúpido blog que mantenía y que nadie veía. Lo escribía todos los días, de una forma o de otra, con unas palabras o con otras, una letanía constante que elevaba a las redes, al mundo virtual, esperando que Eva lo encontrara. Eva Countryknives, su destinataria, no lo leía. Lo ignoraba. El mundo había gestionado las emociones para que Eddie fuera un tarambana virtual y Eva una loca sentimental. Los tarambanas y las locas son caras de la misma moneda, a veces la misma cara, por eso nunca acaban de ver todos sus perfiles. Por eso nunca se encontraban.
Se encontraron una vez, en la vereda de un secarral junto a un camino ignoto que llevaba a un territorio desértico. Se miraron y él se enamoró al verla descalza, ella se enamoró porque él preguntó con palabras polisílabas y polisémicas. Fue un amor de estraperlo, de los que se venden por lo escaso, ambos escaseaban en lo que recibían y deseaban saciar su saco vacío, repletarlo de sentimientos y de sexo enamorado. Eddie siempre pensó que Quevedo hablaba de sexo cuando hablaba de "polvo enamorado". Qué mejor polvo que un polvo enamorado, pensaba. Cuando se lo contó a Eva ella le confesó que llevaba siglos esperando que alguien le dijera esas palabras y él se desnudó por completo cuando le besó los labios empapándolos con su lengua.

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