jueves, 25 de marzo de 2021

Una pasada

 


Una pasada

Ayer estaba dándole vueltas al asunto de qué demonios hago comprándome discos físicos cuando ya tengo mi Spotify Premium para escuchar lo que quiera. Pero no acabo de sacar una respuesta del baúl de excusas que pueda convencer a más de la mitad de la humanidad…bueno creo que realmente sólo convencería a un reducido grupo de pirados que, como yo, seguimos entendiendo que la música puede de algún modo poseerse. Y qué mejor manera de hacerlo que en formato físico, con sus booklets  -folleto no me gusta, aunque me recuerde algo fantástico-, con sus fotitos y con sus letritas. Así que sigo gastándome las perras como un gilipollas en CDs…me hace gracia que ahora ha vuelto el vinilo, eso ya entra en el territorio freakie de papel de plata. Esos que se hacen un gorro con papel Albal para que no le lean los pensamientos desde los satélites. El vinilo, que me encanta, se ha vuelto un territorio de lo exageradamente exclusivo…salvo para los DJs, donde tiene todo el sentido del mundo. Aunque ahora con CDs te simulan todo, desde un scratch a un vinilo rayado.

Pero el tema es que yo, como un personaje de Camus escribiendo la novela perfecta, todos los años emprendo la tarea de comprarme nuevos discos y en este 2021 ya tengo 3 nuevas incorporaciones. Tengo que reconocer que la entrada sin control en nuestras vidas de la música deslocalizada hace que me compre menos…pero aún así, ahí estoy yo con mis pedidos por internet de disquitos. Y en alguna ocasión hasta voy directamente a alguna tienda de las de antes, de verdad, donde los tocas antes de comprarlos. Los tiempos de Madrid Rock eran maravillosos, ahora es más difícil pasear entre la música con portadas…aunque habrá que decir que ahora todo es más fácil. Antes era imposible escuchar la 4 canción del “The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars” salvo que lo tuvieras…ahora no, ahora entras en internet y en segundos ya lo estás escuchando. Quizás aquellos tiempos de Madrid Rock eran maravillosos porque llegaba a la música porque realmente te enamoraba, había un trabajo para ello, un esfuerzo del que ama y desea canciones. Ahora parece todo demasiado fácil, pero a los que amamos las canciones nos facilita el llegar a nuevas bandas, canciones, músicas y, demás, nos ahorra un montón de pasta.

Empezando el año, y como ahora me ha dado por los Small Faces, pues me he pillado el primer disco de estos muchachos liderados por Steve Marriott que grabaron con el sello Immediate, propiedad del icónico Andrew Loog Oldham, el patrón de los Stones por aquella época. El disco es una maravilla con cortes tan estupendos como (tell me) have you ever seen me que abre el álbum o el feeling lonely…completado además con singles como el hipnótico Itchycoo Park, la preciosa I’m only dreaming o el super hit Tin Soldier.

Una vez que tenía este en mi poder, tenía pendiente un descubrimiento del año pasado, el intimista “For their love” de la banda Other Lives. Me atrapó la canción Lost Day, melodía pop con aires setenteros, donde el rock aparece y va y viene sustentado por un toque folk indudable. Preciosa canción que se merecía que le diera todo el crédito de confianza musical al disco y que no ha decepcionado. Jesse Tabish con su aspecto de Gari Oldman en el Drácula de Coppola te subyuga con su voz y hace que el disco transcurra entre un gel de acordes perfectos para cualquier crepúsculo.

Y visto que uno está un poco tarumba, decidí que mi tercera adquisición del año fuera las Variaciones Goldberg interpretadas por Glenn Gould en una edición que tiene las dos grabaciones de estudio que el peculiar y estrambótico pianista registró en 1955 y 1981. Y por qué, porque me gusta. No puedo encontrar razón más poderosa que esa. Puse la grabación de 1955 (aún no he escuchado la de 1981 que es notablemente más larga porque al parecer, según el mismo Gould, descubrió el placer y lo importante de la calma en la música) y es, sencillamente, una pasada. Sé que no es el término más culto, elevado, elegante, intelectual, cultivado y un sinfín de adjetivos más, que podría emplear…pero es que es una pasada. Así de fácil y simple, una auténtica pasada. No soy un avezado experto en eso que llamamos música clásica pero disfruto de ella. No puede hacer un análisis de cómo y porqué Bach hizo esta composición –salvo si voy a internet y es otro el que hace el análisis-, no soy capaz de situar en qué punto del barroco se sitúa, qué influencia tiene y cuáles genera. Pero me parece una pasada.

Por cierto, Itchycoo Park o Lost day también son una pasada. Y comprarse discos…también. Aunque solamente lleve tres este año.

Madrid 5 de marzo de 2021

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los asesinos de la inteligencia no llevan armas y son gente tranquila...

  Y cuando el mundo aparece resulta que tu amigo estaba durmiendo. Nadie quería despertarse con ese sonido. Pero a ti la música te martillea...