domingo, 17 de agosto de 2025

 

Calor en agosto…

Hace calor en agosto, el año pasado fue en julio, como el anterior, y el anterior del anterior…yo diría que julio también, y antes?  Pues antes la pandemia, y antes, pues antes los hielos, la capa de ozono, el coleóptero libanés, o el mastuerzo de alguien de derechas o de un anti movimiento de muchas letras.

Sí…hace calor en agosto, posiblemente los humanos tengamos mucho que ver, posiblemente podamos hacer algo –quizás poco, pero algo y solo por ese algo habría que apostar-, pero no nos volvamos locos. En agosto siempre ha hecho calor, ¡hostia puta!

Que sí, que puede que haga más, que no digo que no, pero de ahí a sacar una cabalgata mediática en contra de la derecha –todos sabemos que la derecha quiere un cambio climático porque así cuando llegue el nuevo orden mundial de calor la izquierda arderá por sus pecados, que eso es muy de la izquierda, porque es pecadora-. Y a mí la derecha me la suda... como la izquierda, a mí lo único que no me la suda es la gente, pero la gente es de derechas o izquierdas y así no sé dónde vamos a llegar. Porque la realidad es que la gente no es de derechas o de izquierdas, lo es para odiar o para votar o para una entrevista con el micrófono con el periodista –o no periodista- gilipollas de turno que le impele a una respuesta agresiva, para una tertulia agresiva, en una cadena agresiva, para lograr una reacción agresiva. Idos a tomar por culo hijos de puta.

El follonero, el Wyoming, Telemadrid, los del Toro esos, la COPE, la SER…Federico… todos a tomar por culo. También es verdad que el calado intelectual no es el mismo –a mí me puede alguien que es capaz de recitarme todos los reyes españoles desde 1500-, pero que son todos incendiarios de esta piel de toro que tan poco necesita para arder por los cuatro costados. Y, por desgracia, me remito a las pruebas de este verano desolador por tanta hoguera inflamada que está llevando a nuestros campos a la devastación.

Alguien me dijo una vez “yo soy demócrata con los míos”, lo cual es sinónimo de “yo no soy demócrata”, eso me lo ha dicho gente que votaba al PP y gente que votaba al PSOE…lo mismo. De aquí qué podemos deducir…que no existe empatía. Tal cual. Hoy hablaba con un primo y nos dábamos cuenta que la mayoría de las críticas que ejercemos tienen su raíz en una ausencia brutal de empatía. Nadie quiere ponerse en el lugar del otro, es muy jodido, no vaya a ser que, de repente, ¡le entienda!. Joder, y si le entiendo a ver si voy a tener que estar de acuerdo con lo que dice…eso sería horroroso, absolutamente horroroso. Mejor vivir en mi cuenco de soledad alimentada por mis amigos, los de odiar y que dicen que la culpa de todo –ojo, de todo, mira que es difícil- es de el de enfrente. Que odiando se vive mejor…eso lo decía algún gracioso cuando la transición.

Porque debe haber algún intelectual -muchos- que se creen que alguien está urdiendo el futuro de una manera absolutamente calculadora…oye, y podría ser. Pero el ser humano es más perezoso que todo eso, quizás haya alguien que haga eso, pero nunca podría encontrar un ejército intelectual que le siguiera. Por norma el intelectual es perezoso…el intelectual que no es perezoso gana premios nobeles…y no hay tantos.

Dicho todo esto…me hastía sobre todo la ausencia de entendimiento de lo que es el humano. El humano no es honesto ni deshonesto, no es fiel ni infiel, no es sencillo ni complejo, no es de izquierdas ni de derechas…el humano es humano y de pronto se adhiere a un movimiento, o comete un error, o juega al blackjack o se afilia a una asociación de metempsicosis. Pero, si tenemos empatía, todo va a resultar más sencillo.

Y a todo esto…quiero coger algún libro de poesía, quiero ver alguna peli, quiero escribir algo, y quiero entender lo que no entiendo, lo cual es de lo más difícil.

 

Madrid, 17 de agosto 2025

sábado, 16 de agosto de 2025

 

Humano, demasiado humano

Hace años que dejé de entender el comportamiento habitual de los humanos. Mejor dicho, dejé de intentar entenderlo, nunca conseguí averiguar de manera exacta y precisa el porqué de la crueldad o el de la mentira constante o el del abuso o el de la falta de autocrítica como modus vivendi. Dejé de esforzarme por encontrar una justificación más allá de la propia humanidad.

Decidí interesarme más por los comportamientos que me generan una sonrisa, si bien los anteriores me siguen enervando hasta extremos insospechados. Decidí que me gustaba más “El Gran Gatsby” -pese a su final-, de mi adorado Fitzgerald, que “Menos que cero”, del señor Ellis. Entendí que mi universo funciona mejor con lo frívolo, pese a que me genere a veces cierto desprecio por considerar que el mundo es el juego de la moda, que el desgarrador retrato de la mierda que somos.

Pero, pese a todo, no puedo dejar de seguir leyendo el infierno de los humanos, sigo escuchando canciones de horror, sigo mirando la tortura como algo demasiado humano y no puedo evitar sentirme atraído por lo humano.

Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que, simplemente, me enamora lo humano. Huyo del horror que genera, ese horror que hace que uno repudie su especie. Pero antes de llegar a ese horror hay un montón de veredas que recorren todo el paisanaje que significa la humanidad. Y muchas de esas veredas, de esos vericuetos escondidos en bosques de normalidad son verdaderamente fascinantes.

Diría que el arte es una clara demostración de lo que intento explicar, no hay nada que refleje más la humanidad que el arte. El arte se une a la creatividad, se manifiesta en la escritura, en la creación de sonidos, en pinturas, en moldeados imposibles donde una diosa se viste de caimán como Ammit en una onírica visión de los dueños de la creación del mundo. Zeus toma la forma de un toro para follarse a Europa –siempre me he preguntado por qué hizo eso Zeus, ¿es más atractivo un toro en la cama que un dios???-. El arte inventa, coge las palabras, las imágenes y los sonidos y los transforma para llevarnos a otros universos. El cielo de los dioses esconde las canciones que los humanos componen gracias a un robo eterno como el de Prometeo.

Y para qué vale el arte…posiblemente para nada práctico, a mí me han preguntado por qué repito una película, ¿qué sentido tiene verla dos veces?...no suelo responder a estas preguntas. Pero noto como una lágrima se escurre entre los dedos que dibujan mi pasión por los humanos. Son preguntas de replicantes anteriores a un Nexus 6…sin duda. ¿Cuántos conocen a Deckard?

Volviendo al principio, el comportamiento habitual de los humanos…me aburre. De manera rotunda y soberana. Sin embargo el artista me interesa y, a veces, me fascina. El problema, creo, es que ahora cualquiera piensa que es artista. Y eso me hace volver al apelativo de poeta. ¿Quién puede llamarse poeta? Pues la verdad es que cualquier puede hacerlo, cualquier puede decir que es lo que le apetezca. Los criterios de valor han desaparecido y, además, en cuestiones artísticas se ha decidido que el baremo es el individual. A ver, quién es nadie para juzgar si hay es poeta, músico, escultor o pintor…si tu poesía es “hoy estoy jodido porque no he comido un higo”, o tu obra escultórica es un plátano del mercadona colgando del techo,…qué más da. Eres poeta, músico, escultor o pintor. Pues claro que sí… pues para mi no.

El poeta Joaquín Sabina, también músico, dijo una vez que el soneto es el ruedo donde los poetas toman la alternativa –creo que no lo dijo así pero me permito la licencia-, y no puedo estar más de acuerdo.

En fin…pese a que sigo prefiriendo “Suave es la noche” a “American Psycho” no deja de fascinarme el comportamiento humano que se aleja de lo aburridamente normal, correcto y sin personalidad.

Dicho esto, dame belleza, que eso me enamora.

Madrid 30 de julio 2025

 

COSAS DE VERANO

Oigo cosas feas en la radio, unos que van de pulcros y tienen más suciedad en las espaldas que un camión de basura sin vaciar y otros que van de limpios con un historial de vertederos bastante interesante. Y me cansa, me cansa el “y tú más”. Y como me cansa hoy no hablaré de ello, mejor me pongo a pensar en lo que significa el verano. Algo que es distinto para cada uno, algo que tiene que ver con palabras como desconectar, relajarte, leer, playa, montaña, arena, sol, moreno, restaurante, o yo que sé.

Y todo está bien, Oasis nos decía que puede que el verano esté en su mejor momento, y los zombies que los días de verano después de la lluvia de verano podían ser frescos. Y eso puede llevarme a otro estadio imaginativo. Pero si me quedo pensando enganchado en los coros de los zombies dudo que pueda ir a otro lado…y eso es el verano. El no saber cómo ir a otro lado, el amor que pasa, el terror a septiembre y el olor a una tierra mojada por una tormenta estival que te empapa y que hace que puedas mirar a una mujer preciosa con el pelo empapado sonriéndote. Tu amor de verano.

Yo no tuve un amor de verano, no era de los que hacía bien las cosas en ese entorno…ni en otros. Yo nunca supe desenvolverme, siempre tenía en mi cabeza canciones como “always something there to remind me”. Y nadie conocía esa canción…y si una chica la conocía era porque estaba enamorada de un fulano más alto que yo, más guapo que yo, más fuerte que yo y con unos padres que le enseñaron esa canción. Y, cojones, así no hay quien compita. Mis veranos eran de mirar chicas y de siestas imaginándome protagonista de las pelis de Elvis cantando y con el amor de la playa poniéndome ojitos…pero yo por esos años no sabía tocar la guitarra así que me dio por escuchar a The Velvet Underground, lo cual es el pasaporte perfecto para no ligar en tu puta vida o para enrollarte con una tía medio loca…yo no ligué durante años. Eso sí, miraba las mujeres como el gran objeto de deseo, en plan Buñuel, así de sucio. Que Buñuel sería muy intelectual pero creo que debía ser un guarro de narices.

Pero si pienso en aquellos días y sus podredumbres de gobierno, creo que eran más pulcras, dentro de la mierda, de lo que hay ahora. Y, además, existían bandas de R&R y de R&B…me encanta ponerlo con siglas. Ahora el magnífico regatón se está encargando de laminar la cultura musical y los carcas tenemos que esforzarnos porque las siguientes generaciones conozcan Hotel California…o Champagne Supernova. Hablarles de Van Morrison ya es para nota y si aparece Dylan tendremos que venir con la película bajo el brazo.

Y así vamos pasando el verano, pensando si tiene sentido bañarse o caminar por un cerro sin dirección –como decían los secretos-. ¿Qué podemos hacer en el día a día de un agosto implacable?, bueno pues Van ya lo decía, que habrá días como estos, y que para adelante.

En Madrid, imagino que en otras ciudades será igual, el verano se llena de conciertos que se llenan de gente que se saturan de su propia ignorancia ante el artista que se sube al escenario, se empapan de una pedantería sin sentido y ante la cual quieren sentirse intelectuales…qué tostón. Visto lo cual pienso que me da mucha pereza ir a un lugar donde algún tipo listo quiera darme lecciones de lo que es Van Morrison en el mundo de la música. Seguramente sepa más que yo el fulano de turno, seguramente haya escuchado el Astral Weeks varias veces…pero a mí me da que no. Me da que si le dices Astral Weeks piensa que es un canal de astronomía de twetch o de tiktok. O no…yo qué sé.

El verano es tiempo de pensar en si tenían sentido los meses anteriores…es el interludio de nuestro canto otoñal. Podemos coger un libro o una imagen para dibujarla en nuestra cabeza cambiando los matices, es un momento de calor para reflexionar en si tu mano entiende lo que tu cabeza no controla. Es tiempo de pasear por un paraje ignoto o de andar por los pensamientos que dejaste aparcados allá por enero…

Creo que habrá más textos del verano, entre tanto preparo mis ropas y atuendos para afrontarlo. Preparo mis canciones, libros y pelis, porque el verano es parte de la reflexión del tiempo libre inexistente.

Pero hay gente que no lo entiende y no lo ve y se dedica a bañarse en la playa…

 

Madrid 31/7/2025

 

 

Más verano

Verano. Estío clásico, apenas sonidos en una noche con jazz en mis oídos, el exterior apenas existe y me da por echar a volar un poco la imaginación. Si acaso tengo de de eso, me da por pensar en que he vuelto a coger el Gran Gatsby y me vuelvo a quedar embelesado en la belleza que desarrolla deslizando por la narración el gran Scott Fitzgerald.

Verano, y aún no he empezado mi habitual trilogía de la caballería. La tengo pendiente, esas tres maravillosas películas donde John Ford nos apabulla con su visión de lo que fue el oeste allá por el final del siglo XIX y las guerras indias. Quiero volver a verlas pero, claro, se me acumulan las pelis pendientes. Entre las antiguas que quiero repetir, las antiguas que no he visto y las nuevas…más las series. Así no hay manera de estar relajado en lo que a cinematografía se refiere.

Por otro lado acometo comics pendientes, me sumerjo en el universo oscuro del Batman más oscuro y me dejo por el camino las risas que siempre me proporciona Astérix. Eso y algo de Neil Gaiman que también tengo por leer. Más deberes que un verano pretende dejar en equilibrio y que me parece que va a dejar con más tareas por delante por no dar a basto.

En literatura, aparte de Scott, tengo un par de libros por leer. Y en cuanto a musica, hoy creo que es tiempo de jazz pese a que hasta hace unos minutos llevaba todo el rato con música de Laurel Canyon. Pero me parece que el jazz puede acompasar perfectamente con la languidez del verano Es un tiempo de cielos nocturnos donde intentar averiguar si las estrellas están contemplándote mientras cuentas a nadie que son casi las mismas que te contó una chica en otra noche estrellada inexistente.

Contar estrellas es como contar cuentos inconclusos, nunca sabes dónde parar y siempre tienes algo más que relatar. Otra estrella en una noche de agosto es como una nueva esquina que un personaje dobla sin saber hacia dónde irá su historia. Todos tenemos una historia que contar, y el que no la tiene es que no ha sentido el temblor de la emoción de unos labios, unos dedos o un sonido que le lleva a otro mundo distinto, a veces más excitante, a veces un infierno más…pero siempre distinto.

Tengo la manía de pensar en Caravaggio cuando me viene la palabra infierno y está de,  alguna manera, relacionada con la creación. Caravaggio fue pendenciero y un artista de tomo y lomo, creo que hay, ha habido, muchos así. Chet Baker, Jim Morrison, Rimbaud… Rimbaud, menudo tipo, hace mucho que no leo nada suyo, con lo sencillo que puede ser caminar por su poesía. Pero no lo leo por olvido, llevo tiempo olvidando la poesía, la de otros y mis vanos intentos de darle al verso sin talento. Creo que esto tiene fácil remedio, pero hay que ponerse…como con todo.

No sé si el verano es época de reflexión, a mí me cuadra más el invierno para eso, pero el invierno tiene menos tiempo libre, entre celebraciones, trabajo y horas de luz parece que no hay mucho tiempo para pensar. Aunque para mí el que haya menos horas de luz me permite, sin embargo, darle más vueltas a todo. No sé, quizás sí, en exceso. Cuando has pasado 10.000 veces por la recta de salida quizás es que es momento de cambiar de circuito.

Es el tercer escrito de la serie que he comenzado estos días y veo que estoy bastante yermo a la hora de inventiva. No tengo relatos, poemas, canciones, temas, reflexiones que aportar. Simplemente hablo de mi actitud ante el verano y no acaba de convencerme lo que escribo. Esto es un poco desolador, creo que debería buscar por los rincones para ver, si como dice Serrat, aparecer alguna musa que venga a guiar mis palabras porque tal y como está la inspiración estas frases parecen más dignas de una tertulia estúpida mañanera que otra cosa.

Dicho lo cual, por darle vueltas a algo, el Levante, en concreto la costa levantina, es un auténtico desastre -posiblemente el resto de la costa española sea igual-. Construcciones desordenadas, sin sentido, el caos del cemento con urbanizaciones imposibles y edificios esquizofrénicos, centros comerciales de media planta con minigolf, burger y circuito de karts al lado de un banco, una farmacia y un restaurante italiano. Y todo ello aderezado con carteles en inglés, ni uno en castellano, ni en valenciano. La costa española está alquilada a los guiris europeos y los españoles aparecemos por aquí casi en silencio, de manera sigilosa no vaya a ser que se nos note que somos de las Alpujarras y el acento no sugiera ni el alemán ni el inglés. Este dislate de costa lo hemos generado porque nos viene bien, nos da pasta, viene bien para las arcas y mal para el entorno, y al españolito…que se apañe. Total, llévanos apañándonos años.

Pero oye, ni tan mal. Que si te vas a Portugal hay zonas parecidas. Y tampoco es tan desagradable, total el inglés viene bien para sentirte ciudadano del mundo y, además, es una forma de agradar a la pérfida Albión, de que se sigan sintiendo el British Empire, por aquello de seguir campando a sus anchas por el Mediterráneo, que hace tiempo que es más territorio de las sexta flota yankee que de la armada británica y los barcos de su majestad.

Y así voy pasando un sábado de agosto, sin mirar mucho las noticias, que seguro que el lunes vienen con algo más de suculencia -¿seguirá habiendo serpientes de verano?-, y desde el apacible territorio de la piel de toro seguimos pensando en que ser el ombligo del mundo es perfecto, porque así criticamos lo de fuera y nos erigimos en jueces supremos de lo de dentro. A mí esto me aburre, me genera sopor y cierta distancia en forma de desprecio, un desprecio vestido con un atuendo más que evidente de mal rollo. Me parece muy poco elegante estar todo el día con la superioridad moral…donde esté la superioridad artística que se quiten los chulos de barrio.

Y creo que ya es hora de dormir.

 

Orihuela 2 de agosto 2025

viernes, 3 de enero de 2025

Los años

 

Los años

Nos caen los años…

y que nos caigan

pues duele más el hecho de que no caigan

pese a nuestra impostura de viejo huraño.

Duele ser actor ausente del futuro,

duele no estar en la mesa del mañana,

duele el dolor de no saberse presente,

la melancolía del amigo que te añora,

el no posarte en la estacada del vecino,

el no arañar las cuitas del pensante,

el no llorar por aquel que ahora es vacante.

Todo duele…y en el presente…

Duelen los que te apuñalan,

los que en la cercanía se encaran,

los que no entienden la sonrisa

duelen tanto los lacayos de su orgullo

que por no entender no entienden nada.

Duelen los cercanos si se alejan

y los lejanos si te escupen

los que te quieren cuando es falso

y los que te odian por odiarte, sean ricos o sean lumpen.

Duelen, duelen los minutos cada día

mas, déjame decirte, brindo por este dolor

pues así tendré momentos con mi copa

la que comparto con tu palabra, tu cariño

y saboreo con mi boca.

 

domingo, 29 de diciembre de 2024

Idea de canción 1

 

Me llegan noticias horrorosas. Y el tiempo pasa,

No quedan manos para abrazarnos todos

ni brazos para manosear nuestros deseos

y llegan cosas que en nuestra mente abrasan

Me informan del terrible devenir que arrasa

el asunto del que huimos repletos de lodo

sin encontrar en el palacio la madeja de Teseo

sin saber cómo envolver las heridas en tu gasa

Me abrasan las palabras que no sientes

Me muelen pensamientos que no pensaste

Destrozas mi sonrisa por ganarme

Y no tengo ni ganas ni el tiempo de casarme

Me esperas en el antro donde vestiste a tu Diosa

Y yo me quedé agarrado al horror del principio

Lo injusto del mundo natural llega y me rebosa

Y no hay quien maneje este maldito municipio.

 

sábado, 28 de diciembre de 2024

Felicitaciones de Navidad

 

Tengo un amigo, o eso creo, que me ha respondido a mi felicitación de Navidad de una manera un tanto inesperada y, hasta diría yo, extraña. Un tranquilo y sincero mensaje deseando uan buena noche en compañía de los suyos me llega respondido con una alusión a Ayuso y a que si va diciendo que nos la roban… ¿alguien entiende algo? Yo personalmente no. Y me sorprende que entre amigos salga sin venir a cuento, de manera innecesaria, y con un afán extraño de protagonismo graciosete, el tema de la política. A mí ni la señora Ayuso ni el señor Sánchez se me cuelan en un mensaje deseando felicidad a un amigo. Me parecen unos intrusos, simplemente mentarlos ya sea para bien, o para mal, es algo que me suena a posible frentismo –nunca sabemos qué pensamientos tiene la otra persona- y a cuñadismo de manual. Claro que , qué mejor época que la Navidad para ejercer el cuñadismo, tal y como nos relata Balmes en su “Villancico para mi cuñado Fernando”.

No entiendo que se nos meta la política –por seguir usando ese vocablo, que a mí me parece denigrado a tenor de quienes se dice que la ejercen-, en todo lo que nos rodea. Y menos aún cuando el enfrentamiento y la fractura social empieza a ser tan evidente y provoca tanta discordia. Pues bien, el ciudadano en vez de “bajar el souflé” lo que hace es seguir los derroteros y la senda de borreguismo que le marcan desde el poder –uno u otro, rojos o azules- para reivindicar su equipo y desautorizar al rival. El rival…ese es el problema, estamos ya con la política igual que con los equipos de fútbol…y ni una cosa es política ni la otra deporte. La batalla constante en que nos desenvolvemos entre el ciudadano medio es provocada y alentada por unos señores que albergan la esperanza de que su futuro sea eterno en su poltrona de poder, rojos o azules.

Pero así estamos, viviendo entre tontos. Ya lo decía Pérez-Reverte, es más peligroso el tonto que el malvado. ¿Por qué?, simplemente porque hay más. Y cómo bien apuntaba, 100.000 tontos con un malvado se convierten en 100.001 malvados, porque se dejan llevar. Así estamos, con la tontería constante y dejándonos llevar. Si quiero hablar a un amigo de amistad antes cuelo un mensaje político no vaya a ser que pierda la oportunidad de mostrar mi intelectualidad perfectamente instruida, manejada y alienada por aquellos que en radios, prensa, televisión y redes sociales me van diciendo lo que es bueno, lo que es malo y a quien hay que denostar –o perseguir, depende de la pereza del tonto útil de turno-.

La literatura nos puede liberar de estos yugos, o la música. Pero no tanto porque dejemos de ser tontos –que algo también hace-, sino porque nos ocupa el tiempo y dedicamos menos a seguir las soflamas del político de turno y su propaganda. Goebbels sabía mucho de esto, puso una radio en cada hogar alemán para que se tragaran el mensaje del NSDAP…y vaya si se lo tragaron.

Me da pena, y cierta desazón, ver que entre mis amigos ha llegado también el forofismo político y, por tanto, se sienten cuñados de la razón. No me lo esperaba, me ha pillado fuera de juego. Supongo que es una muestra más de lo que ocurre a nuestro alrededor. Y no hablo de que piensen que tal o cual político no les gusta, eso me parece normal y hasta podría compartir sus filias o fobias. Hablo de que no pinta nada la señora Ayuso en una felicitación de Navidad entre amigos. Tampoco pinta nada que me pongan a Trump o a Obama. Y solamente a los del Aleti de verdad les aclamaría que mencionaran algo de mi equipo –nada peor que uno de otro equipo mencionándote el tuyo por hacerse el agradable-. Pero un político…por favor, ¿¿¿mencionar un político tiene cabida para desear una feliz Navidad???

Pero si piensas que sí, pues vamos por mal camino. Entonces Goebbels ha vuelto. Y es terrorífico. Esperemos que haya menos tontos o que, simplemente, hayan tenido un momento de enajenación transitoria. Si no es así,… me viene a la cabeza que entonces tendrá más sentido que nunca la canción de Golpes Bajos “Malos tiempos para la lírica”, será momento de quemar libros. Savonarola y Goebbels van de la mano y son una pareja temible.

  Calor en agosto… Hace calor en agosto, el año pasado fue en julio, como el anterior, y el anterior del anterior…yo diría que julio tambi...